Competencia de empresas ahora es por su compromiso social

Estudio del Centro Regional para América Latina y el Caribe seleccionó a 32 compañías de la región, entre ellas 7 colombianas, como las de mejores prácticas en responsabilidad social.

Aunque normalmente se creía que todos los esfuerzos para combatir la pobreza mundial debían ser canalizados por medio de distintos instrumentos que administran los Gobiernos, la realidad es que los programas de inversión y responsabilidad social de las empresas han empezado a cumplir una labor fundamental en dicho objetivo.

Así se desprende de un informe realizado por el Centro Regional para América Latina y el Caribe en apoyo al Pacto Mundial de Naciones Unidas, en alianza con la Universidad Externado de Colombia, el cual hizo recientemente la selección de las mejores prácticas empresariales en la región.

“Existe una creciente conciencia de la necesidad de que el sector privado participe, y lo que es más, más que ser visto como un colaborador parcial, que un alto reconocimiento, al menos entre los responsables de las políticas públicas y las entidades claves de promoción, de que el negocio es la clave y colaborador de los objetivos de desarrollo.

Esta es la revolución silenciosa que está en marcha”, dice el estudio del organismo de investigación.

Luego de analizar más de 114 casos de compañías que operan en distintos países, el Centro Regional para América Latina y el Caribe recogió 32 prácticas ejemplares.

En este punto, Colombia se convierte en un referente, pues fue el país del cual clasificó el mayor número de empresas (7).

Se trata de compañías nacionales como Cementos Argos, Corona, Davivienda, Empresa de Energía de Bogotá, TGI y otras que operan en el país, entre ellas Telefónica y Endesa.

Cada empresa de las seleccionadas tiene sus programas particulares, los cuales se pueden clasificar en siete categorías, dependiendo de los mecanismos que se utilicen para tener impacto, los cuales van desde el desarrollo de actividades propias de la empresa que repercuten en comunidades hasta la filantropía.

Diana Chávez, directora del Centro Regional, señala que estas iniciativas sí pueden implicar retornos para las empresas, pero que para ello se requieren indicadores, al igual que en otras áreas del negocio.

Esto reviste especial importancia para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, pues, según lo señalado por la investigación, se han logrado avances importantes en algunos temas, pero las acciones para resolver otros asuntos se estancaron, como en el caso de la erradicación de la pobreza y la creación de comunidades sostenibles.

LA MOTIVACIÓN DEBE IR MÁS ALLÁ DE LAS FINANZAS

Según la investigación del Centro Regional para América Latina y el Caribe, aún existen muchos vacíos en la forma como las empresas conciben la responsabilidad social.

Uno de los temas más críticos está relacionado con el desempeño de las organizaciones en relación a la inversión social. Si bien a veces resulta complicado el hecho de que se necesita demostrar la transparencia en la gestión de los recursos, la realidad es que hay otro tipo de beneficios, e incluso ya muchas empresas tienen cómo cuantificar el beneficio.

“La investigación en los campos alineados sugiere que los empleados, clientes y mercados de capitales parecen premiar a las organizaciones socialmente responsables en una variedad de formas (incluso a través de precios de las acciones, de un mayor acceso a la deuda, de la demanda de productos, de la retención de clientes y de la satisfacción del empleado)”.

LOS PRINCIPIOS DE LA INVERSIÓN SOCIAL

Teniendo en cuenta esta nueva realidad, en el que las empresas están jugando un rol cada vez más activo en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, el Pacto Mundial de Naciones Unidas creó unos principios de inversión social.

Estos se convierten en un marco para la aplicación de distintas prácticas de responsabilidad empresarial y de inversión social del sector privado.

Se resumen en cuatro puntos:

-Útiles, en donde el inversionista esté comprometido y desarrolle un papel positivo.

– Responsables, es decir, que el inversionista responda por los resultados y haga seguimiento.

-Respetuosas hacia las costumbres locales y tradiciones.

– Éticas, en las que haya compromiso con prácticas legítimas.

BALANCE ENTRE COMPETITIVIDAD Y MEJORA EN LAS COMUNIDADES

El valor compartido es uno de los modelos bajo el cual las empresas hacen sus inversiones sociales.

Aquí, el objetivo primordial es que las compañías continúen haciendo avances en materia de competitividad, al mismo tiempo que tienen un impacto positivo dentro de las comunidades que operan, de tal forma que el avance competitivo se refleje en su área de entorno.

El Centro Regional destaca los casos de la Empresa de Servicios Públicos de Heredia en Costa Rica, que tiene iniciativas para el cuidado del agua y un centro educativo en Brasil.

DAVIVIENDA, CON ATENCIÓN EN SEGMENTOS DE MENOR INGRESO

El enfoque del negocio inclusivo es trabajar con comunidades de menores ingresos, “lo que pone en detrimento la búsqueda de mercados potencialmente más rentables, e incorpora a estas comunidades en su cadena de valor como proveedores, clientes, clientes de los emprendedores, en lugar de simplemente como beneficiarios pasivos”.

Aquí, el ejemplo colombiano es Daviplata, del banco Davivienda, que consiste en una plataforma de manejo de dinero por vía electrónica, con el cual se pretende ampliar la inclusión financiera, de manera gratuita.

COMPROMISOS ALINEADOS CON LOS OBJETIVOS EMPRESARIALES

La modalidad de negocio responsable es cuando la empresa tiene un compromiso con la sostenibilidad económica, social y del medio ambiente, las cuales están sustentados dentro de los distintos objetivos de la compañía.

Varios programas de la energética Endesa clasificaron y uno de ellos opera en Colombia.

Se trata del Plan Endesa de Sostenibilidad, con el cual se busca integrar su estrategia de negocio a los compromisos sociales y medioambienteles de la firma.

Backus, Banco Itaú, Barrick Pueblo Viejo y Montes del Plata, fueron otras elegidas.

LA FILANTROPÍA TAMBIÉN TIENE VALOR PARA LAS COMPAÑÍAS

Este mecanismo se traduce básicamente en donaciones de caridad que hacen las empresas, con las cuales no se busca ningún retorno económico.

En Colombia, Endesa tiene una fundación sin ánimo de lucro para impulsar el desarrollo económico, cultural y ambiental de las comunidades ubicadas en las zonas de

influencia, con programas de educación, agricultura y capacitación en electricidad.

La otra muestra es TGI, con el programa Apoyo y Fortalecimiento, que ha invertido más de $1.500 millones en infraestructura educativa.

EEB Y TELEFÓNICA, EJEMPLOS DE INVERSIÓN SOCIAL

Consiste básicamente en la entrega de recursos de una organización para la comunidad o para la realización de causas sociales. En otras palabras, son donaciones con las cuales las empresas buscan alinear los temas sociales con sus propios intereses.

En la Empresa de Energía de Bogotá hay un proyecto denominado Molino de Papel, cuyo objetivo es que mujeres cabeza de familia, para que aprovechen los residuos de las fibras vegetales que deben ser retiradas de la represa del Muña.

El programa bandera de Telefónica es Cultura Digital.

ARGOS Y CORONA, APOYO DESDE SU ACTIVIDAD

El modelo de actividad principal de la empresa consiste en que la compañía se enfoca en generar ingresos y crear riquezas, es decir, que su aporte a la sociedad se produce obteniendo beneficios. En este frente, la investigación destacó las buenas prácticas de dos empresas colombianas.

Una de ellas es Cementos Argos. Su objetivo es contribuir a reducir el déficit habitacional en el país dando un precio preferencial en el cemento para la Vivienda de Interés Social.

Con esto, el año pasado se beneficiaron más de 72.400 unidades de vivienda en 26 departamentos. Según la empresa, otro beneficio es que se genera empleo.

En cuanto a Corona, se destaca el proyecto ‘Viste tu casa’, con el cual comercializa los productos entre comunidades de bajos recursos, con precios accesibles y facilidades de financiamiento. Con esto ya se han beneficiado más de 58.000 familias.

LOS NEGOCIOS SOCIALES SON SOSTENIBLES FINANCIERAMENTE

Este tipo de negocios está orientado a alcanzar objetivos sociales y para ello tienen propósitos claros.

No obstante, es importante que tengan sostenibilidad financiera, en la medida que los inversionistas tratan de recuperar los recursos que destinaron al negocio y, de ser posible, obtener algún rendimiento para reinvertirlo.

El ejemplo a destacar fue la cooperativa de origen costarricense Coonaprosal, que con su crecimiento y diversificación se centra en el bienestar de productores, los empleados, la comunidad y el ambiente.

Tomado de: http://www.portafolio.co

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